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¿Culpable soy yo?

"¿Qué hacer cuando no hay opción? ¿Qué hacer cuando llegas a un callejón sin salida?" Escribí esas interrogantes esos días luego de mi mudanza como les conté en el post anterior. Y es que dejar Tegucigalpa no fue nada fácil como tampoco lo es una mudanza, no se trata de que cogí mis maletas y me largué a la chingada porque se me dio mi real gana como creen algunos familiares, jamás se me cruzó por la cabeza irme de la ciudad capital tan de repente porque -aún- tengo muchos pendientes, demasiados y eso me tenía atada ¿pero y si mis recursos se agotaron allá? ¿La culpa es mía cuando Dios es testigo que dejé mis fuerzas hasta el último momento? Les comparto otro fragmento de lo que escribí: "Tomar decisiones no es cosa fácil y las mudanzas menos, he vivido errante, sin ser ni de aquí ni de allá como decía la querida India María y aún a pesar de eso no me acostumbro, espero en Dios llegue el día en que nunca más me mude y pueda asentarme ya definitivamente en un lugar en donde disfrute la madurez y ocaso de mi vida. Lloré al dejar Tegucigalpa, lágrimas silenciosas me limpiaba para disimular y que nadie me mirara así, me mostré fuerte pero cada paso que me alejaba de calles, cuadras, personas que trataba, mis lugares que frecuentaba y darme cuenta que posiblemente pasaría muchísimo tiempo para volver a caminar por esos lugares eran como sentir un peso en el alma porque estás tan acostumbrado a tu entorno y rutina que por eso duele. Por último llegar a la estación y comprar los boletos hizo que el nudo en mi garganta me apretara más, me costaba tragar saliva, 48 horas sin dormir es un cansancio extremo que no permití me doblegara cuando necesitaba aún más fuerzas. A parte de mis maletas dos cosas más iban conmigo; mis tortugas y mi computadora, lo demás lo llevaba un camión que iba ya con dos horas de adelanto. Subir al autobús fue doloroso, sentía que ya todo pasaría y cuando arrancó supe que todo quedaba atrás, sentí como si alguien me estaba apretando el cuello y tuve que valerme de mi fuerza y mis lentes para que nadie me mirara llorar, era asfixiante, sentí como si una parte de mí se hubiese quedado en esa estación y la que subió al autobús ya era otra. No es como cuando te subes a uno que te lleve a la playa de vacaciones pero sabes que vas a volver a tomarlo para regresar, no, yo sabía que ya no iba a volver, me estaba yendo ya definitivamente y necesitaba despojarme del peso que sentía porque a medida que el bus agarraba velocidad y miraba mi ciudad que quedaba atrás la tristeza me invadió peor. No es fácil decir adiós, hasta pronto susurré para mí cerrando los ojos y fue cuando recordé un pasaje bíblico del Génesis que dice: He aquí yo estoy contigo y te guardaré por donde quiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra...
No sé porqué pero me dio algo de alivio."

El asunto es cuando el lado oscuro surge y te domina y más cuando la hora de buscar culpables llega entonces la ira hace su aparición y subiendo por tu cuerpo como una llama te susurra en provocación: ¿A quién hay que hacerle pagar por obligarte a esto? Entonces repetí también: ¿A quién hacerle pagar por obligarme a esto? Y una lista de nombres comencé a rezar sintiéndome como Arya Stark, ¿ven lo que es una lucha interna?
Hay gente que en situaciones así busca machacarte que todo es culpa tuya y los primeros en hablar como siempre son los familiares, quieren aplastarte más y hacerte sentir peor de lo que ya estás, para ellos todo es tu culpa entonces más te vale afrontar lo que venga y mejor que el mismo Dios te agarre confesado. ¿Te has sentido así? Si les participas lo que vas a hacer ni caso te hacen y cuando ven que lo hiciste es cuando sueltan la lengua y comienzan a comentar o mejor dicho a comerte vivo, ¿entonces? Si enchutas pierdes y si no también como dice un popular dicho por acá.
No permitas que nadie te haga sentir culpable por X o Y motivo, no, si diste todo de ti, no, si tienes la frente en alto porque lo intentaste. Caímos, perdimos pero no debemos quedarnos en el suelo, a sacudirse el polvo, limpiar las heridas y aunque golpeados sigamos avanzando, deja el dolor atrás o simplemente hazlo a un lado, ya habrá un momento para volver a enfrentar las cosas y entonces vencer. Por los momentos enciérrate, búscate y que tu única compañía seas tú mismo (a) esa debe ser tu prioridad, trata de perdonarte por lo que hiciste y no hiciste, tu amigo y enemigo ere tú mismo, encuéntrate y ámate, haz todo aquello que quieres, por el momento piensa sólo en ti, de los demás ya te encargarás, como dice Don Diego de la Vega en "La Máscara del Zorro": No los persigas, ellos solos entrarán a tu círculo. Y cuando eso pase ya estarás preparada.

Comentarios

  1. Excelente, solo tu sabes que circunstancias o hechos te llevaron a tomar esa decisión. Hace mas de veinte años, hubiera tomado una decisión así, en medio de la dictadura militar en mi país. Solo que mis problemas de salud, no me dejaron irme a Canadá, que era el país que me recibiría. En esos momentos nadie es culpable, hay situaciones que de seguirlas aguantando se afectaría mas su salud. Y si hay que poner distancia y alejarse un tiempo para poner todo en perspectiva. Hay que hacerlo. No eres culpable de nada, amiga, tenias que cuidar tu salud. Y eso, es lo mas importante.,

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    Respuestas
    1. Mi querida Ale muchas gracias por dejarme tu comentario, tienes razón cuando mencionas la salud emocional, eso es muy importante, la salud es lo primordial. Sólo el cucharón sabe el mal de la olla dice un dicho y sólo uno mismo conoce sus circunstancias y las decisiones a tomar aunque a los demás no les parezca, total, ni ayudan ni dejan ayudar, así son algunas personas y los cambios se deben hacer por el bien de uno mismo, total si ganas o pierdes al menos lo intentaste, que esa sea una satisfacción y yo sigo en esa transformación. De nuevo gracias por dejarme ver tu opinión. Abrazos!!!

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