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Vacíos que no podrán ser llenados

Soy de una generación que valió la pena vivir, tengo fotos "vintage" de mi persona que me gusta remembrar cuando me detengo a hacerlo. Recuerdo en mi memoria de niña ver a mis tíos luciendo orgullosos sus modas setenteras y ochenteras, algunos de mis tíos con los famosos afros o por el contrario con el pelo liso y largo, con sus pantalones acampanados y mis tías caminando con unas plataformas que recuerdo que con solo verlas me dolían los pies. Soy de esa generación que creció escuchando tanto música en inglés como en español, daba igual Madonna o Gloria Estefan, Pimpinela o Julio Iglesias, Rocío Dúrcal o José Luis Perales o donde Travolta era el símbolo sexual de mis tías, Michael Jackson, Freddie Mercury o los Bee Gees los ídolos de mis tíos como también la cultura mexicana (comida, películas y rancheras) y demás música latina, la obsesión de mis padres. Crecer así te satura y muchas veces harta porque se te quieren inculcar cosas que tal vez no te gustan pero como eres un niño te aguantas. Alcancé ver la televisión en blanco y negro todavía, donde la inocencia infantil era grata y soñabas en ser como la Mujer Maravilla o She-Ra, soy de esa generación que disfrutaba ver a Tom y Jerry o Los Picapiedras cuando la programación también valía la pena y ya más grandecita quería ser como Jem y tener ese par de pendientes con forma de estrella para transformarme en lo que quisiera, fui de esa generación que esperaba ansiosa la navidad y creía en Santa Claus aunque le tuviera miedo y no me le acercara. No terminaría de escribir si les compartiera sobre mi infancia entre Tegucigalpa y la costa norte del país y todo esto me ha venido a remembranza luego de la publicación de una serie de vídeos retro que por motivos de fuerza mayor y enorme tristeza se han presentado y que fue imposible no recordar.
Hay noticias que definitivamente no se quieren dar ni recibir porque nadie se imagina el impacto que pueden tener y más cuando se trata de personalidades de peso, personalidades que han marcado épocas, vidas y que a su paso han dejado una huella imborrable y tal ha sido la que nos golpeó como hondureños el miércoles por la tarde cuando se confirmó.
Aún a la fecha me cuesta creerlo.
Si la pérdida es dolorosa para amigos y conocidos imagínense para la familia quienes viven todo en carne propia. Peor en esta víspera navideña. Creo que algún momento de nuestra vida pasamos por experiencias así, por lo tanto entendemos el sentir.
Mi abuela era una mujer muy fuerte, casi nada le hacía llorar y si lloraba era porque en realidad sentía el deceso de la persona que ella estimaba mucho; el hijo de una amiga o una de sus nueras y en el caso de personalidades ella sólo tenía a dos presidentes en su corazón; lloró a J. F. Kennedy cuando la noticia de su asesinato fue bomba en la radio y televisión y a don Ramón Villeda Morales quien fuera presidente de Honduras a finales de la década de los 50´s.
Yo heredé mucho de ella y una de esas cosas fue precisamente su carácter y fuerza. También han sido pocas las personas que he llorado en mi vida (incluyendo uno que otro familiar) la lloré a ella, he llorado un par de buenos amigos y entre las personalidades extranjeras lloré a Cantinflas y a la princesa Diana y en el caso de personalidades hondureñas sólo a tres; a don Cesar Castellanos (alcalde de Tegucigalpa muerto en acción durante el huracán Mitch) a don Jorge Montenegro, el autor de "Cuentos y Leyendas de Honduras" y ahora a don Rafael Ferrari, empresario de las telecomunicaciones, presidente de la Corporación Televicentro, de la Fundación Teletón y también heredero de una familia pionera de la radio en Honduras que luego se conoció como Emisoras Unidas.
Y es que la semana pasada que se celebraba (como todos los diciembres) la Teletón en Tegucigalpa y que él mismo no pudo estar presente debido a su delicada salud, luego de leer su comunicado oficial con el que aperturaba el evento, comentaba con mi mamá que ojalá y Dios le concediera muchos años más porque definitivamente (al menos Tegucigalpa) no estaba preparada para perder a uno de sus hijos más destacados, sin  imaginarnos que días después Dios decidía lo contrario impactando a todos la triste noticia de su deceso.
Como dije son noticias que nadie quiere recibir porque de momento no se asimilan pero la impresión igual es fuerte y más cuando se trata de alguien muy conocido, de alguien cuya imagen decía demasiado, de alguien cuyo apellido era sinónimo de grandeza empresarial y para muchos, oportunidades de empleos.
Empresario y líder de las telecomunicaciones, con un gran corazón filántropo demostrado en su amado Teletón y con una ferviente sangre deportiva amante del fútbol y del equipo de sus amores "Olimpia" don Rafael deja un enorme vacío imposible de llenar y un listón demasiado alto para alcanzar que sin duda está lleno de responsabilidades para sus herederos quienes tienen el deber, la obligación de continuar y perpetuar su legado manteniendo viva su memoria, sus sueños, sus deseos, su visión y sobre todo sus obras y empresas, las cuales después de su familia eran sus amores del alma y continuar con el mismo fervor su legado es una manera de honrar su persona, lo que fue y el fruto y esfuerzo de su vida exitosa. Demostrando que todo cuanto hizo no fue en vano porque el sentir de las personas civiles, medios de comunicación, empresarios, deportistas, políticos y religiosos también demuestran que el hombre que fue don Rafael Ferrari merecía no sólo una digna despedida sino un merecido homenaje como recordatorio de lo que fue su vida. Como lo decían los medios "una vida con propósito" y de ahí como lo dijo un reconocido periodista "esto es un funeral de Estado" por el ser humano tan importante que fue, cuyo vacío se siente y no podrá ser llenado.
Lo que comentaba al inicio del artículo es porque yo crecí con sus canales de televisión, así como mis padres y abuelos con la radio de su familia, tengo tantas memorias de programas y personajes que quien me entreviste se sorprendería porque como dije soy de una época que marcó la diferencia, de esa época donde parecía haber más felicidad y donde todo aparentemente era más fácil y estas nuevas generaciones están obligadas a conocer algo de historia porque los verdaderos personajes se están yendo ya y para que nunca mueran y sean inmortalizados deben ser siempre recordados. Decía Cicerón "La vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos"


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